En el Perú, el 1 de octubre se celebró el Día del Periodista, razón por la cual conversamos con el reconocido periodista y docente de la UNMSM César Lévano, quien es editor asociado de la revista Caretas y flamante jefe de prensa del Centro Cultural de San Marcos.
-Actualmente, ¿cuál es el panorama del periodismo?
El periodismo en general pasa por una mala etapa, pero sobre todo la televisión. Ahora recuerdo una frase del poeta Antonio Machado que dice: “Mejor es ver negro que no ver”; entonces, puedo señalar que veo negro el panorama, pues existe mucha improvisación y pobreza idiomática, así como también hay una preferencia por lo violento y una enorme distancia con la cultura.
-Hace poco César Hildebrandt comentó que la mayoría de los medios se han dedicado a elaborar sus primeras planas solo con asuntos de comisarías...
Estoy de acuerdo con esa apreciación, pero lamentablemente “esto es lo que le gusta a la gente”. Los famosos rating suben cuando los noticiarios empiezan con informes de secuestros, asesinatos o violaciones. El problema, entonces, no solo tiene que ver con los periodistas sino también con el público. Existe un refrán que dice “los pueblos tienen los gobernantes que se merecen”, pero yo cambiaría por otro: “los pueblos tienen los periodistas que se merecen”. En otros países de América Latina, para no ir más lejos, no necesitan de estos recursos, por lo que deberíamos estudiar este fenómeno.
-¿Por qué tenemos una audiencia con predilección a la violencia?
Estoy convencido que aquí tiene mucho que ver la formación del ciudadano. Existen escuelas, así como algunas universidades, que tienen un pésimo nivel de enseñanza. Otro punto interesante es el hecho de que en el Perú tenemos más de doce mil alumnos de periodismo, cuando solo hay empleo para 300, en el mejor de los casos. Habría que ir a las ciudades de la amazonía, por ejemplo, para ver quiénes son periodistas en esos lugares. Los sueldos promedio son de 100 soles mensuales. Esto es increíble. No hay duda que esta situación, tal como lo señaló César Hildebrandt, tiene relación directa con la ruptura entre el periodismo y la cultura...
-¿Cuándo se dio esta ruptura…?
Creo que a partir de los años 60. Si uno lee una crónica sobre un terremoto en el diario “El Comercio” de los años 40, uno puede decir de que se trata de una obra maestra, porque está bien escrita y contiene valiosa información. Por cierto, a un corrector del diario El País (España) le escuché decir que “la pobreza en las palabras obedece a la pobreza de las ideas”. Por otra parte, Jorge Basadre en “Historia de la República” señaló que hubo un momento del esplendor del periodismo hacia los años 10 y 20, pues allí estaban José Carlos Mariategui, Abraham Valdelomar, José Gálvez, entre otros.
-Con la aparición de nuevas tecnologías en la Red, ¿el perfil del periodista tiene que ser redefinido?
Yo creo que los grandes periodistas serán grandes en cualquier época y con cualquier tecnología. Las mejores entrevistas en la historia del periodismo se hicieron sin grabadora. En el Perú, la mejor entrevista de todos los tiempos, fue la que hizo Alfonso Tealdo al doctor Raúl Porras. Lo digo con el respeto que se merece un gran entrevistador como (César) Hildebrandt. Otra cosa: la tecnología no es ama del periodista, sino sirvienta de él. La prueba es que nunca ha estado peor escrito como ahora, cuando todos los muchachos emplean la computadora...
-Pero esta situación puede cambiar...
Claro, el secreto es la lectura, pero una lectura de buen periodismo y buena literatura; además, hay que oír buena música y no me estoy refiriendo a alguna sinfonía de Beethoven, ya que también soy un admirador de la música popular andina, costeña así como de la salsa clásica y no la comercial. Hay que ir al teatro. Hay que conversar.
-Actualmente, ¿cuál es el panorama del periodismo?
El periodismo en general pasa por una mala etapa, pero sobre todo la televisión. Ahora recuerdo una frase del poeta Antonio Machado que dice: “Mejor es ver negro que no ver”; entonces, puedo señalar que veo negro el panorama, pues existe mucha improvisación y pobreza idiomática, así como también hay una preferencia por lo violento y una enorme distancia con la cultura.
-Hace poco César Hildebrandt comentó que la mayoría de los medios se han dedicado a elaborar sus primeras planas solo con asuntos de comisarías...
Estoy de acuerdo con esa apreciación, pero lamentablemente “esto es lo que le gusta a la gente”. Los famosos rating suben cuando los noticiarios empiezan con informes de secuestros, asesinatos o violaciones. El problema, entonces, no solo tiene que ver con los periodistas sino también con el público. Existe un refrán que dice “los pueblos tienen los gobernantes que se merecen”, pero yo cambiaría por otro: “los pueblos tienen los periodistas que se merecen”. En otros países de América Latina, para no ir más lejos, no necesitan de estos recursos, por lo que deberíamos estudiar este fenómeno.
-¿Por qué tenemos una audiencia con predilección a la violencia?
Estoy convencido que aquí tiene mucho que ver la formación del ciudadano. Existen escuelas, así como algunas universidades, que tienen un pésimo nivel de enseñanza. Otro punto interesante es el hecho de que en el Perú tenemos más de doce mil alumnos de periodismo, cuando solo hay empleo para 300, en el mejor de los casos. Habría que ir a las ciudades de la amazonía, por ejemplo, para ver quiénes son periodistas en esos lugares. Los sueldos promedio son de 100 soles mensuales. Esto es increíble. No hay duda que esta situación, tal como lo señaló César Hildebrandt, tiene relación directa con la ruptura entre el periodismo y la cultura...
-¿Cuándo se dio esta ruptura…?
Creo que a partir de los años 60. Si uno lee una crónica sobre un terremoto en el diario “El Comercio” de los años 40, uno puede decir de que se trata de una obra maestra, porque está bien escrita y contiene valiosa información. Por cierto, a un corrector del diario El País (España) le escuché decir que “la pobreza en las palabras obedece a la pobreza de las ideas”. Por otra parte, Jorge Basadre en “Historia de la República” señaló que hubo un momento del esplendor del periodismo hacia los años 10 y 20, pues allí estaban José Carlos Mariategui, Abraham Valdelomar, José Gálvez, entre otros.
-Con la aparición de nuevas tecnologías en la Red, ¿el perfil del periodista tiene que ser redefinido?
Yo creo que los grandes periodistas serán grandes en cualquier época y con cualquier tecnología. Las mejores entrevistas en la historia del periodismo se hicieron sin grabadora. En el Perú, la mejor entrevista de todos los tiempos, fue la que hizo Alfonso Tealdo al doctor Raúl Porras. Lo digo con el respeto que se merece un gran entrevistador como (César) Hildebrandt. Otra cosa: la tecnología no es ama del periodista, sino sirvienta de él. La prueba es que nunca ha estado peor escrito como ahora, cuando todos los muchachos emplean la computadora...
-Pero esta situación puede cambiar...
Claro, el secreto es la lectura, pero una lectura de buen periodismo y buena literatura; además, hay que oír buena música y no me estoy refiriendo a alguna sinfonía de Beethoven, ya que también soy un admirador de la música popular andina, costeña así como de la salsa clásica y no la comercial. Hay que ir al teatro. Hay que conversar.
3 comentarios:
Maestro...
Hay que leer...Hay que conversar. "Un diálogo, cuidar de él, alimentarlo" escribió Cortázar en Bestiario.
Como buen lector, Lévano, tal vez, se acordó del buen Cortázar para rematar esta entrevista...
Saludos,
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