
Considerado el intelectual vivo más importante del planeta, Noam Chomsky ofreció la noche del pasado 24 de octubre, en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la conferencia: “514 años después: la conquista tambalea”, organizada por la Unidad de Postgrado (UPG) de la Facultad de Ciencias Sociales de esta casa de estudios.
Había leído que este hombre sabía demasiado. Pero cuando fue consultado sobre el nacionalismo en el Perú, dio una respuesta recurrente: “La mayoría de la gente que vive en mi país conoce poco al Perú. Hasta piensan que está en el África. No hay interés por conocerlo. Si bien tienen referencia de Brasil, por ejemplo, es principalmente por sus jugadores de fútbol y los inmigrantes”.
Fue sincero. No quiso esbozar un corto o largo ensayo sobre algo que poco o nada sabe. No quiso, en otras palabras, presumir. Pero su rostro cambió al hablar de las lenguas nativas en esta región. “El quechua o el aymara se seguirán hablando en algunas naciones y no morirán con el tiempo, pues se mantendrán vivas...”.
Noam Chomsky, el intelectual vivo más importante del planeta, según reportan los principales diarios y revistas del mundo, tiene 77 años de edad y si bien es una autoridad en el campo de la lingüística, sus denuncias sobre los atropellos e injusticias de los que responsabiliza principalmente a su país de origen: Estados Unidos, le han dado una fama que quizás nunca buscó.

Y de eso y mucho más se refirió la noche del 24 de octubre en el auditorio Ella Dunbar Temple, de la sede sanmarquina, lugar que estuvo colmado de autoridades, docentes, políticos, estudiantes y demás personas interesadas en escuchar su conferencia titulada “514 años después: la conquista tambalea”.
Preámbulo
Momentos previos a su intervención, Chomsky parecía estar tranquilo, sereno. Pero no fue así. Él acababa de recibir la ingrata noticia de que su esposa se encontraba mal de salud, razón por la cual suspendió su gira por otros países en esta parte del continente. El hombre que sabía demasiado, también era humano.
Aquella noche vestía unas zapatillas deportivas negras -como si estuviera listo para jugar basket- un pantalón azul, un saco oscuro y una camisa color beige. No lucía una corbata, pero sí irradiaba una humildad enorme pocas veces vista.
Un día antes, el 23 de octubre, estuvo en la Pontifica Universidad Católica del Perú, donde habló acerca de las “Exploraciones biolingüísticas: diseño, desarrollo y evolución”. Pero aquí, en San Marcos, vino para disertar sobre la historia, la política y la sociedad en general. Fue presentado por el decano de la Facultad de Ciencias Sociales, Alejandro Reyes Flores; y el director de la UPG, Julio Mejía Navarrete.
Su pensamiento
El tono de su voz no es estruendosa, pero sí su pensamiento y más aún cuando critica con suma severidad al gobierno de los Estados Unidos liderado por George Bush y sus afanes o proyectos de dominio sobre el mundo, lo cual empuja a las constantes amenazas terroristas en su país, reflexionó.
Antes, Chomsky mencionó que el año de 1492 fue una etapa que cambió el curso de la historia, pero para mal. Fue una época donde no hubo descubrimiento alguno, sino más bien episodios salvajes contra los nativos de esta tierra.
Tras repasar algunos hechos execrables y criticables del pasado, este pensador universal también se refirió
a los afanes de control de los suministros de recursos energéticos por parte de los sectores capitalistas y la defensa que ejercen las poblaciones indígenas.
Por esta y otra razones observó que en Latinoamérica soplan nuevos y favorables vientos. “Es posible que Latinoamérica no sea una nueva víctima del dominio, pues sus habitantes así ya no lo quieren y así lo vienen demostrando países como Bolivia y Venezuela”. Del mismo modo, resaltó lo que hacen los gobiernos de Brasil y Argentina respecto, por ejemplo, a su relación con el Fondo Monetario Internacional.
Entonces, se podría decir que “514 años después: la conquista tambalea”. Lo dijo el hombre que sabía demasiado y, sin duda, su presencia en esta casa de estudios será recordada por mucho tiempo.
Doctor Julio Mejía Navarrete
“Chomsky: un crítico consistente”
Lo interesante de Noam Chomsky, según el director de la Unidad de Postgrado de Ciencia Sociales, Julio Mejía Navarrete, es que sus críticas son consistentes y no coyunturales. “Desde su oposición en la Guerra de Vietnam viene desarrollando una labor muy crítica no solo a la política norteamericana sino también contra la injusticia social y todo lo referido al capitalismo neoliberal”, dijo.
Pero no solo eso: “Chomsky también plantea alternativas para la construcción de una sociedad mejor y más justa, donde la paz prime a nivel mundial”, añadió.
Algunas voces han cuestionado que Chomsky solo se ha convertido en un crítico severo de los Estados Unidos, pero no ha dicho casi nada sobre los atropellos que se cometen en Cuba o Venezuela. Al respecto, el doctor Mejía opinó: “En tanto este pensador presente un planteamiento innovador, será materia de fuertes críticas que de alguna manera representan intereses de un sector de esta parte del continente”.
“Él representa la tradición del pensamiento crítico del Perú que va desde Guamán Poma pasando por Gonzáles Prada, José Carlos Mariátegui y algunos representantes lúcidos del pensamiento crítico y ahora creo que sintoniza bien con Aníbal Quijano”, comentó el doctor Mejía.
Profesora María Cortez Mondragón
"Según Chomsky, estructura del lenguaje
pertenece a las ciencias naturales”
Lo que sigue es un apretado resumen de las reflexiones de la profesora de la especialidad de Lingüística, María Cortez Mondragón, quien se refiere al aporte de Noam Chomsky en este campo.
“Yo creo que su aporte está en reformular el término lenguaje y en proponer una teoría lingüística que concibe el lenguaje como un tipo de conocimiento, proponiendo formas o investigándolo para dar cuenta de su naturaleza. Pretende, además, formular una teoría para explicar el hecho de que el lenguaje es una “facultad humana” específica; natural e innata cuya adquisición es un proceso de maduración del llamado “órgano del lenguaje” equiparándolo con otras facultades humanas, tiene propiedades generales de otros sistemas biológicos y su papel es “simbolizar, evocar imágenes cognitivas”.
Chomsky plantea que debe existir un conocimiento formal y específico acerca de la propia lengua, previo a la experiencia, que permite que el niño maneje nociones lingüísticas (oraciones simples, complejas, interrogativas, etc.) con suma rapidez y sin instrucción explícita. Refiere que este conocimiento, que constituye la Gramática Universal (GU) le permitirá al niño, enfrentado a un corpus restringido de oraciones derivar su gramática mental adecuada.
En este sentido, pone énfasis en que la capacidad para aprender lenguas y comprender y producir oraciones en ellas es característica de la especie humana, un rasgo de la naturaleza y no de la cultura. El lenguaje es, en consecuencia, un objeto natural, no cultural y la lingüística, ciencia destinada a elucidar la estructura del lenguaje y según Chomsky (1985) no pertenece al campo de las humanidades, sino más bien al de las ciencias de la naturaleza”.
Había leído que este hombre sabía demasiado. Pero cuando fue consultado sobre el nacionalismo en el Perú, dio una respuesta recurrente: “La mayoría de la gente que vive en mi país conoce poco al Perú. Hasta piensan que está en el África. No hay interés por conocerlo. Si bien tienen referencia de Brasil, por ejemplo, es principalmente por sus jugadores de fútbol y los inmigrantes”.
Fue sincero. No quiso esbozar un corto o largo ensayo sobre algo que poco o nada sabe. No quiso, en otras palabras, presumir. Pero su rostro cambió al hablar de las lenguas nativas en esta región. “El quechua o el aymara se seguirán hablando en algunas naciones y no morirán con el tiempo, pues se mantendrán vivas...”.
Noam Chomsky, el intelectual vivo más importante del planeta, según reportan los principales diarios y revistas del mundo, tiene 77 años de edad y si bien es una autoridad en el campo de la lingüística, sus denuncias sobre los atropellos e injusticias de los que responsabiliza principalmente a su país de origen: Estados Unidos, le han dado una fama que quizás nunca buscó.

Y de eso y mucho más se refirió la noche del 24 de octubre en el auditorio Ella Dunbar Temple, de la sede sanmarquina, lugar que estuvo colmado de autoridades, docentes, políticos, estudiantes y demás personas interesadas en escuchar su conferencia titulada “514 años después: la conquista tambalea”.
Preámbulo
Momentos previos a su intervención, Chomsky parecía estar tranquilo, sereno. Pero no fue así. Él acababa de recibir la ingrata noticia de que su esposa se encontraba mal de salud, razón por la cual suspendió su gira por otros países en esta parte del continente. El hombre que sabía demasiado, también era humano.
Aquella noche vestía unas zapatillas deportivas negras -como si estuviera listo para jugar basket- un pantalón azul, un saco oscuro y una camisa color beige. No lucía una corbata, pero sí irradiaba una humildad enorme pocas veces vista.
Un día antes, el 23 de octubre, estuvo en la Pontifica Universidad Católica del Perú, donde habló acerca de las “Exploraciones biolingüísticas: diseño, desarrollo y evolución”. Pero aquí, en San Marcos, vino para disertar sobre la historia, la política y la sociedad en general. Fue presentado por el decano de la Facultad de Ciencias Sociales, Alejandro Reyes Flores; y el director de la UPG, Julio Mejía Navarrete.
Su pensamiento
El tono de su voz no es estruendosa, pero sí su pensamiento y más aún cuando critica con suma severidad al gobierno de los Estados Unidos liderado por George Bush y sus afanes o proyectos de dominio sobre el mundo, lo cual empuja a las constantes amenazas terroristas en su país, reflexionó.
Antes, Chomsky mencionó que el año de 1492 fue una etapa que cambió el curso de la historia, pero para mal. Fue una época donde no hubo descubrimiento alguno, sino más bien episodios salvajes contra los nativos de esta tierra.
Tras repasar algunos hechos execrables y criticables del pasado, este pensador universal también se refirió

Por esta y otra razones observó que en Latinoamérica soplan nuevos y favorables vientos. “Es posible que Latinoamérica no sea una nueva víctima del dominio, pues sus habitantes así ya no lo quieren y así lo vienen demostrando países como Bolivia y Venezuela”. Del mismo modo, resaltó lo que hacen los gobiernos de Brasil y Argentina respecto, por ejemplo, a su relación con el Fondo Monetario Internacional.
Entonces, se podría decir que “514 años después: la conquista tambalea”. Lo dijo el hombre que sabía demasiado y, sin duda, su presencia en esta casa de estudios será recordada por mucho tiempo.
Doctor Julio Mejía Navarrete
“Chomsky: un crítico consistente”
Lo interesante de Noam Chomsky, según el director de la Unidad de Postgrado de Ciencia Sociales, Julio Mejía Navarrete, es que sus críticas son consistentes y no coyunturales. “Desde su oposición en la Guerra de Vietnam viene desarrollando una labor muy crítica no solo a la política norteamericana sino también contra la injusticia social y todo lo referido al capitalismo neoliberal”, dijo.
Pero no solo eso: “Chomsky también plantea alternativas para la construcción de una sociedad mejor y más justa, donde la paz prime a nivel mundial”, añadió.
Algunas voces han cuestionado que Chomsky solo se ha convertido en un crítico severo de los Estados Unidos, pero no ha dicho casi nada sobre los atropellos que se cometen en Cuba o Venezuela. Al respecto, el doctor Mejía opinó: “En tanto este pensador presente un planteamiento innovador, será materia de fuertes críticas que de alguna manera representan intereses de un sector de esta parte del continente”.
“Él representa la tradición del pensamiento crítico del Perú que va desde Guamán Poma pasando por Gonzáles Prada, José Carlos Mariátegui y algunos representantes lúcidos del pensamiento crítico y ahora creo que sintoniza bien con Aníbal Quijano”, comentó el doctor Mejía.
Profesora María Cortez Mondragón
"Según Chomsky, estructura del lenguaje
pertenece a las ciencias naturales”
Lo que sigue es un apretado resumen de las reflexiones de la profesora de la especialidad de Lingüística, María Cortez Mondragón, quien se refiere al aporte de Noam Chomsky en este campo.
“Yo creo que su aporte está en reformular el término lenguaje y en proponer una teoría lingüística que concibe el lenguaje como un tipo de conocimiento, proponiendo formas o investigándolo para dar cuenta de su naturaleza. Pretende, además, formular una teoría para explicar el hecho de que el lenguaje es una “facultad humana” específica; natural e innata cuya adquisición es un proceso de maduración del llamado “órgano del lenguaje” equiparándolo con otras facultades humanas, tiene propiedades generales de otros sistemas biológicos y su papel es “simbolizar, evocar imágenes cognitivas”.
Chomsky plantea que debe existir un conocimiento formal y específico acerca de la propia lengua, previo a la experiencia, que permite que el niño maneje nociones lingüísticas (oraciones simples, complejas, interrogativas, etc.) con suma rapidez y sin instrucción explícita. Refiere que este conocimiento, que constituye la Gramática Universal (GU) le permitirá al niño, enfrentado a un corpus restringido de oraciones derivar su gramática mental adecuada.
En este sentido, pone énfasis en que la capacidad para aprender lenguas y comprender y producir oraciones en ellas es característica de la especie humana, un rasgo de la naturaleza y no de la cultura. El lenguaje es, en consecuencia, un objeto natural, no cultural y la lingüística, ciencia destinada a elucidar la estructura del lenguaje y según Chomsky (1985) no pertenece al campo de las humanidades, sino más bien al de las ciencias de la naturaleza”.
Fotos: Carlos Narciso