No podía dejar en el baúl de los recuerdos esta entrevista efectuada vía correo electrónico a Marco Antonio Young Rabines, un poeta, lingüista y estudioso de la obra de Noam Chomssky. Sus respuestas me llegaron un poco tarde, por lo cual no pude incluirlas en una nota que hice.
Entrevista a Marco Antonio Young Rabines
Chomsky: entre Galileo, Platón y Orwell”
Marco Antonio Young Rabines (Lima, 1963) es poeta y lingüista limeño. Estudió en el colegio San Andrés y se graduó en Lingüística en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde, junto con otros estudiantes, formó el Círculo Lingüístico Lambda.
Con Rodrigo Quijano y el pintor Fernando Bryce, fue uno de los compañeros de camino del movimiento poético peruano Kloaka, a principios de los ochenta el pasado siglo. Es autor de varios poemarios, ha publicado Naufragios en agosto de 2003. Actualmente prepara un libro de poemas, que llevará como título Arte menor.
Frido Martín, seudónimo de Marco Antonio Young, habla en esta entrevista sobre el pensador y lingüista vivo más importante del plantea: Noam Chomsky.
-¿Cuál es el aporte principal de Chomsky a la Lingüística? ¿Por qué?
-Yo señalaría dos aportes independientes, aunque relacionados entre sí: uno metodológico y otro ’sustantivo’. En el aspecto metodológico, el mayor aporte chomskiano ha sido la aplicación del estilo galileano de hacer ciencia. A partir de Galileo, lo más importante en el quehacer científico no es tanto establecer datos preteóricamente, sino tratar de expresar el universo mediante modelos matemáticos. Esto queda aún más claro con Newton, para quien el universo no es por sí mismo inteligible, y lo mejor que se puede hacer es construir teorías inteligibles acerca del universo, que desde la revolución galileana ya no es visto como algo que pueda tener sentido a partir de nuestras sensaciones. Si bien es cierto que en la historia de la Lingüística antes de Chomsky hubo asomos de la visión galileana (en el siglo XVII fueron los gramáticos racionalistas de Port Royal, en el XIX Humboldt y los neogramáticos, en los albores del siglo XX Saussure y, en especial, ciertas tendencias estructuralistas como la de Hjelmslev o Praga y algunos aspectos de las propuestas de Harris), el claro punto de quiebre galileano lo representa Chomsky en los años 50. El estilo galileano no privilegia tanto el que una teoría constituya una cobertura de datos sino un entendimiento o interpretación formal de la realidad. Hasta antes de Chomsky, la Lingüística estaba más preocupada en cubrir datos que en explicar el lenguaje. Chomsky establece el gran giro.
El otro aporte, el que he llamado ’sustantivo’, es independiente del anterior, aunque relacionado. En los años 50, la visión ‘pregalileana’, predominante en la Lingüística, estaba, en especial en el ambiente científico norteamericano en el que se desempeñaba Chomsky, vinculada al paradigma conductista, que por entonces permeaba casi la totalidad de las ciencias sociales y humanas. Una de las consecuencias de este paradigma era el desconocimiento de la importancia de la mente en la conducta humana. Las distintas disciplinas estaban casi todas afincadas en describir ‘pregalileanamente’ los datos observables de la conducta. En el caso de la Lingüística, el lenguaje, era visto, pues, meramente como conducta observable sobre la cual los lingüistas establecían corpora que luego analizaban. A partir de los años 50, Chomsky redefine el objeto de estudio de la Lingüística como parte de la mente humana, en el sentido de lo que él años más tarde llamaría ‘el problema de Platón’: ‘¿cómo es posible que con tan poca evidencia sepamos tanto?’, es decir, ¿cómo es posible que con estímulos lingüísticos, aleatorios e insuficientes, podamos desarrollar un conocimiento lingüístico impresionante y en tan poco tiempo? Esto lleva a Chomsky a postular la Facultad del lenguaje como principal objeto de estudio de la Lingüística. Esta facultad es una especie de ‘conocimiento’ y la labor de la Lingüística consiste en especificar dicho conocimiento. Este giro chomskiano es uno de los pilares que inauguran las ciencias cognitivas.
-Yo señalaría dos aportes independientes, aunque relacionados entre sí: uno metodológico y otro ’sustantivo’. En el aspecto metodológico, el mayor aporte chomskiano ha sido la aplicación del estilo galileano de hacer ciencia. A partir de Galileo, lo más importante en el quehacer científico no es tanto establecer datos preteóricamente, sino tratar de expresar el universo mediante modelos matemáticos. Esto queda aún más claro con Newton, para quien el universo no es por sí mismo inteligible, y lo mejor que se puede hacer es construir teorías inteligibles acerca del universo, que desde la revolución galileana ya no es visto como algo que pueda tener sentido a partir de nuestras sensaciones. Si bien es cierto que en la historia de la Lingüística antes de Chomsky hubo asomos de la visión galileana (en el siglo XVII fueron los gramáticos racionalistas de Port Royal, en el XIX Humboldt y los neogramáticos, en los albores del siglo XX Saussure y, en especial, ciertas tendencias estructuralistas como la de Hjelmslev o Praga y algunos aspectos de las propuestas de Harris), el claro punto de quiebre galileano lo representa Chomsky en los años 50. El estilo galileano no privilegia tanto el que una teoría constituya una cobertura de datos sino un entendimiento o interpretación formal de la realidad. Hasta antes de Chomsky, la Lingüística estaba más preocupada en cubrir datos que en explicar el lenguaje. Chomsky establece el gran giro.
El otro aporte, el que he llamado ’sustantivo’, es independiente del anterior, aunque relacionado. En los años 50, la visión ‘pregalileana’, predominante en la Lingüística, estaba, en especial en el ambiente científico norteamericano en el que se desempeñaba Chomsky, vinculada al paradigma conductista, que por entonces permeaba casi la totalidad de las ciencias sociales y humanas. Una de las consecuencias de este paradigma era el desconocimiento de la importancia de la mente en la conducta humana. Las distintas disciplinas estaban casi todas afincadas en describir ‘pregalileanamente’ los datos observables de la conducta. En el caso de la Lingüística, el lenguaje, era visto, pues, meramente como conducta observable sobre la cual los lingüistas establecían corpora que luego analizaban. A partir de los años 50, Chomsky redefine el objeto de estudio de la Lingüística como parte de la mente humana, en el sentido de lo que él años más tarde llamaría ‘el problema de Platón’: ‘¿cómo es posible que con tan poca evidencia sepamos tanto?’, es decir, ¿cómo es posible que con estímulos lingüísticos, aleatorios e insuficientes, podamos desarrollar un conocimiento lingüístico impresionante y en tan poco tiempo? Esto lleva a Chomsky a postular la Facultad del lenguaje como principal objeto de estudio de la Lingüística. Esta facultad es una especie de ‘conocimiento’ y la labor de la Lingüística consiste en especificar dicho conocimiento. Este giro chomskiano es uno de los pilares que inauguran las ciencias cognitivas.
-¿Consideras que la Lingüística podría ser divida antes y después de la aparición en escena de Chomsky?
-Si bien es cierto que la Lingüística tiene una historia más larga de lo que comúnmente se conoce, historia que se remonta en el caso de Occidente a los gramáticos latinos, de hecho la aparición de Chomsky marca un antes y un después en la Lingüística: con él la Lingüística da el paso más importante hacia la ciencia moderna en los últimos 50 años.
-Explícanos un poco en qué consiste la Gramática Generativa.
-’Gramática Generativa’ es toda teoría explícita, o, mejor dicho, formal, de un lenguaje. Técnicamente, una gramática generativa es un conjunto de reglas o principios computacionales a partir de los cuales se generan cadenas de símbolos. En este sentido, la idea de la gramática generativa proviene de la matemática, una de cuyas vertientes inspiró la original propuesta de Chomsky en los años 50. Esto no significa que no se hayan dado antecedentes de ‘gramáticas generativas’ en la misma Lingüística. De hecho, Harris, maestro de Chomsky, es un ejemplo. Ahora bien, a partir de Chomsky, el término ‘Gramática Generativa’ designa básicamente la propuesta lingüística chomskiana y algunas otras propuestas ‘desgajadas’ de la ortodoxia chomskiana como la ‘Lexical Functional Grammar’, la ‘Head Driven Phrase Structure Grammar’ y otros marcos teóricos. Hoy en día la Gramática Generativa de corte chomskiano lleva el nombre de ‘Programa Minimista’, un enfoque teórico que propone, entre otras cosas, que lo ‘esencial’ de la Facultad del lenguaje es independiente de los dispositivos cognitivos que se
encargan de procesar sonidos y significados.
-¿Su estudio del lenguaje se podría catalogar como controversial, tal como lo hace en el aspecto político?
-Si entendemos por ‘controversial’ como ‘aquello que genera controversia’, sin duda alguna la propuesta lingüística chomskiana es controversial. Por ejemplo, esa idea que he señalado en mi respuesta a la pregunta anterior, según la cual lo ‘esencial’ de la Facultad del lenguaje es independiente de los mecanismos especializados en procesar sonidos y significados, es muy controversial, incluso entre lingüistas cercanos a Chomsky. Por un lado, la idea choca con cierta concepción de ’sentido común’ que tiene mucha gente acerca del lenguaje: a saber, si el lenguaje es un dispositivo que relaciona significantes y significados, ¿cómo es posible que tal dispositivo sea absolutamente ajeno a significantes y significados? Por otro lado, es aún difícil reunir evidencia suficiente que apoye esta idea. Esto último, sin embargo, no descalifica de plano esta propuesta, puesto que la evidencia depende en parte del avance en otros campos como las neurociencias, cuyo desarrollo actual aún no permite dilucidar el problema.
-Si entendemos por ‘controversial’ como ‘aquello que genera controversia’, sin duda alguna la propuesta lingüística chomskiana es controversial. Por ejemplo, esa idea que he señalado en mi respuesta a la pregunta anterior, según la cual lo ‘esencial’ de la Facultad del lenguaje es independiente de los mecanismos especializados en procesar sonidos y significados, es muy controversial, incluso entre lingüistas cercanos a Chomsky. Por un lado, la idea choca con cierta concepción de ’sentido común’ que tiene mucha gente acerca del lenguaje: a saber, si el lenguaje es un dispositivo que relaciona significantes y significados, ¿cómo es posible que tal dispositivo sea absolutamente ajeno a significantes y significados? Por otro lado, es aún difícil reunir evidencia suficiente que apoye esta idea. Esto último, sin embargo, no descalifica de plano esta propuesta, puesto que la evidencia depende en parte del avance en otros campos como las neurociencias, cuyo desarrollo actual aún no permite dilucidar el problema.
-¿Crees que, al igual que Chomsky, el estilo de vida occidental representa una amenaza para la diversidad cultural y lingüística?
-Para empezar, Chomsky no sostiene que sea el ‘estilo de vida occidental’ lo que representa una amenaza para la diversidad cultural y lingüística. Tampoco Chomsky es de esas personas que piensan que hay, ante todo, un ‘choque de civilizaciones’, un enfrentamiento entre Oriente y Occidente. Lo que Chomsky tiene en claro es que el sistema mundial de poder que privilegia a las grandes corporaciones y que nos impone un tipo de globalización hecha a su medida es el que constituye la gran amenaza contra la diversidad cultural, la libre determinación de los pueblos, el desarrollo social e incluso la vida en el planeta. Chomsky no predica contra la globalización ‘en abstracto’, sino contra cierto tipo de globalización. A propósito de esto último, hace poco Chomsky señaló en sus encuentro con los nativos mapuches en Chile: “La globalización es una realidad histórica y no son los pueblos indígenas, no son los campesinos sin tierra, quienes se oponen a ella. Son los estados, son las corporaciones, quienes intentan decirnos que existe una sola globalización, un solo tipo de globalización que es aquella de los mercados mundiales”.
-Para empezar, Chomsky no sostiene que sea el ‘estilo de vida occidental’ lo que representa una amenaza para la diversidad cultural y lingüística. Tampoco Chomsky es de esas personas que piensan que hay, ante todo, un ‘choque de civilizaciones’, un enfrentamiento entre Oriente y Occidente. Lo que Chomsky tiene en claro es que el sistema mundial de poder que privilegia a las grandes corporaciones y que nos impone un tipo de globalización hecha a su medida es el que constituye la gran amenaza contra la diversidad cultural, la libre determinación de los pueblos, el desarrollo social e incluso la vida en el planeta. Chomsky no predica contra la globalización ‘en abstracto’, sino contra cierto tipo de globalización. A propósito de esto último, hace poco Chomsky señaló en sus encuentro con los nativos mapuches en Chile: “La globalización es una realidad histórica y no son los pueblos indígenas, no son los campesinos sin tierra, quienes se oponen a ella. Son los estados, son las corporaciones, quienes intentan decirnos que existe una sola globalización, un solo tipo de globalización que es aquella de los mercados mundiales”.
-¿Existe algún aporte de Chomsky en este último aspecto?
-El aporte de Chomsky en este campo es despertar conciencias y hacer sentir a la gente que es a partir de allí que debe movilizarse. A pesar de sus 78 años, Chomsky se ha convertido en el más importante activista político antiimperialista de los últimos tiempos, en el más incisivo y lúcido desenmascarador de las mentiras del poder mundial. Las últimas grandes rebeliones juveniles contra el capitalismo salvaje hace unos años, en Seattle y en Ginebra, han tenido en Chomsky una indudable luz inspiradora, lo mismo la multitudinaria y cada vez creciente oposición mundial a la invasión de Irak y al imperialismo israelita en Medio Oriente.
-El aporte de Chomsky en este campo es despertar conciencias y hacer sentir a la gente que es a partir de allí que debe movilizarse. A pesar de sus 78 años, Chomsky se ha convertido en el más importante activista político antiimperialista de los últimos tiempos, en el más incisivo y lúcido desenmascarador de las mentiras del poder mundial. Las últimas grandes rebeliones juveniles contra el capitalismo salvaje hace unos años, en Seattle y en Ginebra, han tenido en Chomsky una indudable luz inspiradora, lo mismo la multitudinaria y cada vez creciente oposición mundial a la invasión de Irak y al imperialismo israelita en Medio Oriente.
-A propósito de lo anterior, no olvidemos un segundo problema, la contraparte del ‘Problema de Platón’, aquello que Chomsky llama ‘el problema de Orwell’, a saber, ‘¿cómo es posible que teniendo tanta evidencia, se sepa tan poco?’
-Este problema alude a la inculcación, por parte de sistemas ideológicos opresivos, de creencias, firmemente aceptadas, a pesar de carecer de fundamento y de estar en diametral antagonismo con un caudal de evidencias acerca del mundo en que vivimos. Justamente Chomsky, con igual pasión con que abordó su programa lingüístico que remeció conciencias, ha dado uno de los mejores ejemplos en la historia de Occidente de compromiso político y responsabilidad intelectual al remecer las conciencias frente al sistema mundial de opresión. La lección particular de Chomsky a este respecto, en las líneas de lo que Mario Montalbetti, discípulo del insigne lingüista, describe como ‘el problema de Chomsky’, es que así como el conocimiento (léase ‘la mente’) es una de las características que nos hacen específicamente humanos, el conocimiento del mundo nos impone a los seres humanos una cuota especial de responsabilidad. Chomsky, no me cabe duda, nos ha dado uno de los más bellos y grandes ejemplos de tal responsabilidad.
5 comentarios:
Muy buena entrevista y muy lúcida y concisa la exposición de Marco Antonio. Felicitaciones. M.R-G
estoy estudiando. y esta informacion me sirvio mucho
gracias.
De Almendralejo,España, invito a Vds. a que visiten mi 2º BLOG, su dirección es: gomato.blogspot.com
Gracias.-
Excelente entrevista material especifico e interesante
Se trata de un conocedor de la obra de Chomsky...
Saludos
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